viernes, 23 de diciembre de 2016

Papa Francisco: El niño Jesús como los niños refugiados de nuestros días El significado del pesebre traído de Malta, isla de confín entre Europa y África donde pasan chalupas de solicitantes asilo

Papa Francisco: El niño Jesús como los niños refugiados de nuestros días


“En la experiencia dolorosa de estos hermanos y hermanas vemos la del Niño Jesús, que al nacer no encontró un lugar que lo acogiera y fue alumbrado en la Gruta de Belén”, expresó el papa Francisco en la audiencia de agradecimiento a los donadores del árbol de Navidad y del pesebre que adornan la plaza de San Pedro durante el Adviento y la Navidad de 2016.
Este año, el pesebre que engalana la plaza de San Pedro, que se inaugura hoy 9 de diciembre en la tarde, fue realizado por el maltés Manwel Grech.
Esta representación del Nacimiento “evoca también la triste y trágica realidad” de los migrantes en las balsas, viajando hacia Europa.
En este contexto, el Pontífice comparó el nacimiento del niño Jesús con los niños refugiados de hoy, que “luego fue llevado a Egipto para huir de la amenaza de Herodes”.
En la audiencia recordó que cuantos visiten el pesebre en la plaza de San Pedro este año, “estarán invitados a redescubrir su valor simbólico, que es un mensaje de fraternidad, del compartir, de acogida y de solidaridad”.
“También los Pesebres instalados en las iglesias, en las casas y en tantos lugares públicos son una invitación a hacerle lugar en nuestra vida y en la sociedad a Dios, escondido en el rostro de tantas personas que están en condiciones de dificultad, de pobreza y de tribulación”, agregó.
Navidad, árbol de navidad, San Pedro
Navidad, árbol de navidad, San Pedro 
El Papa asimismo tuvo palabras para el abeto navideño colocado cerca del pesebre en la plaza de San Pedro que proviene de Trentino, norte de Italia. “La belleza de esos panoramas es una invitación a contemplar al Creador y a respetar la naturaleza, obra de sus manos. Todos estamos llamados a acercarnos a la creación con estupor contemplativo”.
De esta manera, el pesebre y el árbol forman parte de un mensaje “de esperanza y de amor, y ayudan a crear el clima navideño favorable para vivir con fe el misterio del Nacimiento del Redentor, que vino a la tierra con simplicidad y mansedumbre”.
“Dejémonos atraer, con ánimo de muchachos, por el pesebre -concluyó-, porque allí se comprende la bondad de Dios y se contempla su misericordia, que se hizo carne humana para enternecer nuestras miradas”.

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