miércoles, 14 de septiembre de 2016

¿Te atreves? Un día “hacerlo todo” para gloria de Dios.


hacedlo todo para gloria de Dios

Hay frases que escuchas a menudo y no les prestas atención. De pronto las oyes un día y sientes como que es “la primera vez”. Te parece novedosa, increíble. Le encuentras un significado que te sorprende.
Así me ocurrió recientemente.
Terminó la misa y el coro cantó esta hermosa canción de despedida que repetía una y otra vez:
“Háganlo todo para gloria de Dios”.
Saqué mi pequeña libreta del bolsillo de la camisa y lo anoté.
En mi casa lo primero que hice fue buscarla en la Biblia. Y la encontré.
 “Por tanto, ya comáis, ya bebáis o hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para gloria de Dios”. (1 Cor, 10, 31)
Me gustaría vivir esta palabra. Y salir mañana a la calle con una propuesta diferente, hacerlo todo para gloria de Dios.
No más pisar el portón de mi casa, sé que empezarán las dificultades.
¿Podré lograrlo?
Son las once de la noche. Me siento optimista y feliz.
Un poco de humildad y confianza en la voluntad de Dios, me caerán bien.
Cuánta belleza en estas palabras:
“Por tanto, ya comáis, ya bebáis o hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para gloria de Dios”. (1 Cor, 10, 31)
Me ha ocurrido que salgo de la casa pensando en hacer una buena obra y termino haciendo lo contrario.  Me sonrío al pensar que no bastan las buenas intenciones. Es muy cierto aquello que leímos:
“Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos? Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da frutos malos”. (Mateo 7, 16 -17)
Si lo hiciera todo por amor, para la gloria de Dios, daría buenos frutos. Pero hasta ahora, no he dado frutos maduros.
¿Cómo poder hacerlo todo para gloria de Dios? He allí el reto para un alma que busca al Padre.
Mañana será un nuevo día. En otro blog te contaré cómo me fue.
¿Te animarías también a intentarlo? Seremos dos o tres, en esta gran aventura.
Vivir un día diferente, en el que daremos gloria a Dios con nuestros actos, palabras, y pensamientos. Ser un reflejo de su Amor en todas nuestras actividades. Hacerlo todo por amor.
“Por tanto, ya comáis, ya bebáis o hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para gloria de Dios”. (1 Cor, 10, 31)
¡Qué maravillosa oportunidad!

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