sábado, 9 de enero de 2016

Fiesta del Bautismo del Señor ( fin de semana del 9 y 10 de enero)

Fiesta del Bautismo del Señor

Libro de Isaías 40,1-5.9-11. 
¡Consuelen, consuelen a mi Pueblo, dice su Dios!
Hablen al corazón de Jerusalén y anúncienle que su tiempo de servicio se ha cumplido, que su culpa está paga, que ha recibido de la mano del Señor doble castigo por todos sus pecados.
Una voz proclama: ¡Preparen en el desierto el camino del Señor, tracen en la estepa un sendero para nuestro Dios!
¡Que se rellenen todos los valles y se aplanen todas las montañas y colinas; que las quebradas se conviertan en llanuras y los terrenos escarpados, en planicies!
Entonces se revelará la gloria del Señor y todos los hombres la verán juntamente, porque ha hablado la boca del Señor.
Súbete a una montaña elevada, tú que llevas la buena noticia a Sión; levanta con fuerza tu voz, tú que llevas la buena noticia a Jerusalén. Levántala sin temor, di a las ciudades de Judá: "¡Aquí está su Dios!".
Ya llega el Señor con poder y su brazo le asegura el dominio: el premio de su victoria lo acompaña y su recompensa lo precede.
Como un pastor, él apacienta su rebaño, lo reúne con su brazo; lleva sobre su pecho a los corderos y guía con cuidado a las que han dado a luz.



Salmo 104(103),1b-2.3-4.24-25.27-28.29-30. 
¡Bendice al Señor, alma mía! ¡Eres muy grande, oh Señor, mi Dios, vestido de gloria y majestad,
envuelto de luz como en un manto! Tú despliegas los cielos como un toldo,
construyes sobre las aguas tu piso alto. Tú haces tu carro de las nubes y avanzas en alas de los vientos.

Tomas de mensajeros a los vientos y como servidores un fuego en llamas.
¡Qué variadas son tus obras, Señor!
¡Todo lo hiciste con sabiduría,

la tierra está llena de tus criaturas!
Mira el gran mar, vasto en todo sentido, allí bullen en número incontable pequeños y grandes animales;
Todos esperan de ti

que les des la comida a su tiempo:
se la das, y ellos la recogen;
abres tu mano, y quedan saciados.

Si escondes tu cara, quedan anonadados, recoges su espíritu, expiran y retornan a su polvo.
Si envías tu aliento, son creados,
y renuevas la superficie de la tierra.

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