Plan Diocesano de Pastoral, Conoce qué se hace en este lustro en nuestra Diócesis.
Comenzamos un nuevo Año Litúrgico y con él, una nueva andadura. Un Año de Jubileo extraordinario de la Misericordia y por eso nuestras Parroquias se animan a acercarte a Dios a través de este blog. Te animas tú a acercarte más a Dios?.
lunes, 30 de noviembre de 2015
Diciembre. Calendario de Su Santidad.
Calendario de Su Santidad, el Papa Francisco, mes de diciembre. Pincha directamente sobre el enlace.
Festividad de San Andrés, Apostol
San Andrés Apóstol - 30 de noviembre
Fuente: Wiki commons, MrPanyGoff 
«El primero de los discípulos en los que Cristo fijó su mirada. Un audaz apóstol que comenzó conduciendo a su hermano Pedro ante la presencia del Redentor. Considerado por tradición fundador del patriarcado de Constantinopla»
A este apóstol oriundo de Betsaida, que antes de conocer a Cristo ya se había dejado llevar por esa voz interior que le instaba a buscar lo máximo, no le costó reconocer dónde se hallaba esa alta cota que perseguía. Y es que no era un neófito en el seguimiento. No había acallado la inquietud que le indujo a seguir a Juan Bautista, y como discípulo suyo continuaba alentando su afán por crecer en ese gran amor trenzado de apremio, de urgencia en la conversión, de búsqueda incesante de la penitencia, que el precursor predicaba. Cuando estos sentimientos arraigan en el interior tienden a desarrollarse de forma imparable.
Mateo y Marcos dicen que su encuentro con Cristo se produjo en las orillas del lago Tiberíades, cuando se hallaba entre sus aperos de pesca junto a su hermano Pedro; Él los llamó convirtiéndoles en «pescadores de hombres». Juan, en cambio, señala a Andrés como el primer discípulo en el que se fijó el Redentor. Aquél día que Jesús volvía victorioso del desierto habiendo dejando desarmado al maligno, y se cruzó con el grupo presidido por el Bautista, Andrés tenía la sensibilidad precisa para percibir la trascendencia encerrada en las palabras que aquél pronunció señalando al Redentor como «Cordero de Dios». Para otros, que también escucharían este mismo calificativo que Juan le había dado el día anterior, no debieron significar nada. El evangelio únicamente reseña el impacto que causó en Andrés y en otro de los testigos del hecho –que tal vez después no prosiguió ya que no existen otros datos en el texto sagrado que permitan identificarle– mostrando que tuvieron la impronta de acercarse a Jesús.
Es una escena bellísima que permite imaginar el latido de estos corazones que desde el principio creyeron estar en presencia del Mesías. Cuando Él volvió su rostro hacia ellos para inquirir: «¿Qué buscáis?», propósito que conocía, aunque daba ese espacio a su libertad para que se explicaran, cómo expresarían su emoción. Iluminados por la certeza de tan excelso encuentro, simplemente preguntaron: «Maestro, ¿dónde habitas?», sin atisbo de curiosidad. Ya le amaban tanto, que de antemano estaban dispuestos a ir en pos de Él a cualquier lugar que hubiera señalado. De hecho, es lo que hicieron dejando a Juan antes de que Jesús se dirigiera a ellos. Con qué gozo acogerían su invitación: «Venid y lo veréis». Juan informa que «vieron donde moraba y se quedaron con Él» precisando la hora: «como las 4 de la tarde». Cuando algo así sucede, cambiando la vida, el momento exacto no se olvida.
Este es el seguimiento. Fue la conducta que tuvieron otros discípulos: Santiago, Mateo, Juan, Pedro… No se ponen condiciones; no se sopesan los riesgos que una decisión tal puede conllevar, no se encierra la voluntad con candados, no hay cálculo de por medio. Si así fuera no estaríamos hablando de ese amor incomparable y seductor que es capaz de destruir toda prudencia humana, ya que ésta, en realidad, cuando impregna la respuesta que debe darse a Cristo, no esconde más que el egoísmo. Lo único que se aprecia en todos los que han recibido este don de la fe, y han acogido esta gracia, es una disponibilidad previa a compartirlo todo con Cristo.
Andrés orientó sus pasos hacia Él y comenzó su vida apostólica. Era un intrépido evangelizador que en cuanto se encontró con Pedro le dio la gran noticia: «Hemos hallado al Mesías», y raudo lo condujo ante su presencia; es la actitud que procede en todo el que pone en el centro de su vida a Dios. Después, los derroteros de la divina Providencia hicieron que Pedro recibiese de Jesús la altísima responsabilidad de guiar a su Iglesia. Y Andrés, desde una fecunda retaguardia, continuaba alentando a la gente a seguir al Maestro, atento a las vicisitudes que se presentaban, como ese instante previo a la multiplicación de los panes y de los peces, en el que apreció las escasas viandas que poseía un muchacho para poder alimentar a la multitud que se congregaba en torno a Jesús, lo que pone de manifiesto su estado de oración.
Pero el inquieto Andrés era agudo y audaz, rasgos que compartía con otros discípulos. Cuando se hallaba con su hermano Pedro, junto a Santiago y a Juan, quiso saber, igual que ellos, cómo podrían identificar ese momento en el que se cumpliría el vaticinio de Cristo aludiendo a la destrucción de los pilares que sostenían el templo. Por tanto, vivió en primera persona el discurso pronunciado por Él y se nutrió nuevamente con la excelsa pedagogía del Maestro que les instó a vivir en un estado vigilante, como tantas veces aconsejó a lo largo de su vida pública. Las preguntas inducidas por religiosa inquietud reciben inmediata respuesta por parte de Dios.
Aún hubo otro tercer instante significativo que el evangelio reseña, situando a Andrés al lado de Felipe en el escenario de la fiesta de la Pascua que iba a celebrarse en Jerusalén. En esa ocasión el cometido era asistir en su labor apostólica a Jesús, que se dirigía a ciudadanos griegos. Ambos recibieron esta impactante noticia que Él les dio y a la que no hallaron su verdadero significado en ese momento: «Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre. En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere da mucho fruto».
Andrés se encontraba también en Pentecostés junto a todos los discípulos que se hallaban reunidos ese día. Después, la tradición lo sitúa evangelizando a los griegos. Entre ellos gozó de tal preeminencia que se le ha considerado fundador del patriarcado de Constantinopla. Un apócrifo denominado la «Pasión de Andrés», datado a principios del siglo IV, narra su cruento martirio en Patrás donde sería crucificado el 30 de noviembre del año 63 d.C., en una cruz elegida por él, como hizo su hermano Pedro, para que fuese distinta de la que asignaron al Redentor. Le ajusticiaron en una con forma de aspa. Es un apóstol muy venerado en Oriente y en Occidente.
Lunes, 30 de Noviembre. I de Adviento
Fiesta de san Andrés, apóstol
Carta de San Pablo a los Romanos 10,9-18.
Hermanos:
Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvado.
Con el corazón se cree para alcanzar la justicia, y con la boca se confiesa para obtener la salvación.
Así lo afirma la Escritura: El que cree en él, no quedará confundido.
Porque no hay distinción entre judíos y los que no lo son: todos tienen el mismo Señor, que colma de bienes a quienes lo invocan.
Ya que todo el que invoque el nombre del Señor se salvará.
Pero, ¿cómo invocarlo sin creer en él? ¿Y cómo creer, sin haber oído hablar de él? ¿Y cómo oír hablar de él, si nadie lo predica?
¿Y quiénes predicarán, si no se los envía? Como dice la Escritura: ¡Qué hermosos son los pasos de los que anuncian buenas noticias!
Pero no todos aceptan la Buena Noticia. Así lo dice Isaías: Señor, ¿quién creyó en nuestra predicación?
La fe, por lo tanto, nace de la predicación y la predicación se realiza en virtud de la Palabra de Cristo.
Yo me pregunto: ¿Acaso no la han oído? Sí, por supuesto: Por toda la tierra se extiende su voz y sus palabras llegan hasta los confines del mundo.
Salmo 19(18),2-3.4-5.
El cielo proclama la gloria de Dios
y el firmamento anuncia la obra de sus manos;
un día transmite al otro este mensaje
y las noches se van dando la noticia.
Sin hablar, sin pronunciar palabras,
sin que se escuche su voz,
resuena su eco por toda la tierra
y su lenguaje, hasta los confines del mundo.
Allí puso una carpa para el sol
Evangelio según San Mateo 4,18-22.
Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque eran pescadores.
Entonces les dijo: "Síganme, y yo los haré pescadores de hombres".
Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron.
Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca con Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó.
Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron.
«Venid y seguidme y os haré pescadores de hombres»
¡Qué admirable pesca la del Salvador! Admirad la fe y la obediencia de los discípulos. La pesca, como sabéis, requiere una constante atención. Ahora bien, cuando esos se encuentran justo en medio de su trabajo, oyen la llamada de Jesús y no dudan un solo momento; no dicen. «Déjanos regresar a casa para hablar con nuestros próximos». No, lo dejan todo inmediatamente y le siguen, tal como Eliseo hizo con Elías (1R 19,20). Es esta clase de obediencia la que nos pide Cristo, sin la más mínima duda, incluso en el caso que nos apremien necesidades aparentemente más urgentes. Por eso cuando un joven que le quería seguir le pidió si podía ir antes a enterrar a su padre, ni tan sólo esto se lo dejó hacer (Mt 8,21). Seguir a Jesús, obedecer su palabra, es un deber que está por encima de todos los demás.
¿Acaso me dirás que la promesa que les había hecho era muy grande? Por eso los admiro yo tanto: ¡cuando aún no habían visto ningún milagro, creyeron en una promesa tan grande y renunciaron a todo para seguirle! Es porque creyeron que, con las mismas palabras con las que habían sido cogidos durante la pesca, podrían ellos pescar a otros.
Carta de San Pablo a los Romanos 10,9-18.
Hermanos:
Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvado.
Con el corazón se cree para alcanzar la justicia, y con la boca se confiesa para obtener la salvación.
Así lo afirma la Escritura: El que cree en él, no quedará confundido.
Porque no hay distinción entre judíos y los que no lo son: todos tienen el mismo Señor, que colma de bienes a quienes lo invocan.
Ya que todo el que invoque el nombre del Señor se salvará.
Pero, ¿cómo invocarlo sin creer en él? ¿Y cómo creer, sin haber oído hablar de él? ¿Y cómo oír hablar de él, si nadie lo predica?
¿Y quiénes predicarán, si no se los envía? Como dice la Escritura: ¡Qué hermosos son los pasos de los que anuncian buenas noticias!
Pero no todos aceptan la Buena Noticia. Así lo dice Isaías: Señor, ¿quién creyó en nuestra predicación?
La fe, por lo tanto, nace de la predicación y la predicación se realiza en virtud de la Palabra de Cristo.
Yo me pregunto: ¿Acaso no la han oído? Sí, por supuesto: Por toda la tierra se extiende su voz y sus palabras llegan hasta los confines del mundo.
Salmo 19(18),2-3.4-5.
El cielo proclama la gloria de Dios
y el firmamento anuncia la obra de sus manos;
un día transmite al otro este mensaje
y las noches se van dando la noticia.
Sin hablar, sin pronunciar palabras,
sin que se escuche su voz,
resuena su eco por toda la tierra
y su lenguaje, hasta los confines del mundo.
Allí puso una carpa para el sol
Evangelio según San Mateo 4,18-22.
Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque eran pescadores.
Entonces les dijo: "Síganme, y yo los haré pescadores de hombres".
Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron.
Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca con Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó.
Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron.
«Venid y seguidme y os haré pescadores de hombres»
¡Qué admirable pesca la del Salvador! Admirad la fe y la obediencia de los discípulos. La pesca, como sabéis, requiere una constante atención. Ahora bien, cuando esos se encuentran justo en medio de su trabajo, oyen la llamada de Jesús y no dudan un solo momento; no dicen. «Déjanos regresar a casa para hablar con nuestros próximos». No, lo dejan todo inmediatamente y le siguen, tal como Eliseo hizo con Elías (1R 19,20). Es esta clase de obediencia la que nos pide Cristo, sin la más mínima duda, incluso en el caso que nos apremien necesidades aparentemente más urgentes. Por eso cuando un joven que le quería seguir le pidió si podía ir antes a enterrar a su padre, ni tan sólo esto se lo dejó hacer (Mt 8,21). Seguir a Jesús, obedecer su palabra, es un deber que está por encima de todos los demás.
¿Acaso me dirás que la promesa que les había hecho era muy grande? Por eso los admiro yo tanto: ¡cuando aún no habían visto ningún milagro, creyeron en una promesa tan grande y renunciaron a todo para seguirle! Es porque creyeron que, con las mismas palabras con las que habían sido cogidos durante la pesca, podrían ellos pescar a otros.
domingo, 29 de noviembre de 2015
MOMENTOS DE LA SANTA MISA II por Ana Vázquez Vismara y Gustavo Meschino
LITURGIA DE LA EUCARISTÍA I ![[Ir al principio de esta página]](https://lh3.googleusercontent.com/blogger_img_proxy/AEn0k_ul0xnuuW_T_bhNFES1SfxVytBt-bZrQNJflGfTYhvpi6BTCJEpSiKTxDkM5kQS24JTd2rKRfS1bZwWz_qWjFYDOMVZ19Uh5o64EmuUtTEyD6s=s0-d)
Presentación de ofrendas - Plegaria Eucarística.
El segundo momento de la Misa comienza con la preparación de la Mesa del altar para el banquete eucarístico.
En la Última cena, Cristo instituyó el sacrificio y el banquete pascual y encomendó a sus discípulos que lo repitieran en conmemoración suya.
![[Ofrenda del pan]](https://lh3.googleusercontent.com/blogger_img_proxy/AEn0k_sMZDYziAi86Sh3nMCacnhdM6bcAI2EqGZqkVfzs7yU56eNwoNgrYMtzN7YoQg4p-o4Y4u9JJlZf0IS0ouK0HyXfcyeKYFs5tvNqjAmYS_7kfsSUY76fGVXBhE=s0-d)
En la preparación de los dones llevamos al altar pan, vino y agua: los mismos elementos que Cristo tomó en sus manos. Mientras el sacerdote o diácono recibe las ofrendas, entonamos un canto, que simplemente acompaña el momento. "Desde el principio, junto con el pan y el vino para la eucaristía, los cristianos presentan también sus dones para compartirlos con los que tienen necesidad. Esta costumbre de la colecta, siempre actual, se inspira en el ejemplo de Cristo que se hizo pobre para enriquecernos..." (Catecismo de la Iglesia Católica, Nº 1351). Luego, el sacerdote se lava las manos, expresando así su deseo de purificación interior.
En la Plegaria Eucarística se da gracias a Dios por nuestra salvación y se hace la ofrenda del Cuerpo y Sangre de Cristo. Podemos distinguir dentro de ella algunos elementos:
LITURGIA DE LA EUCARISTÍA II![[Ir al principio de esta página]](https://lh3.googleusercontent.com/blogger_img_proxy/AEn0k_ul0xnuuW_T_bhNFES1SfxVytBt-bZrQNJflGfTYhvpi6BTCJEpSiKTxDkM5kQS24JTd2rKRfS1bZwWz_qWjFYDOMVZ19Uh5o64EmuUtTEyD6s=s0-d)
Padre Nuestro - Saludo de la paz - Fracción del Pan - Cordero de Dios - Comunión - Saludo y Bendición final - Despedida y Canto final
El Padre Nuestro es el primero de los pasos que nos prepara para la Comunión. En esta oración pedimos el pan de cada día, aludiendo también a la Eucaristía e imploramos la purificación de los pecados. Los que vamos a acercarnos a recibir al Señor, sólo nos atrevemos a hacerlo desde una postura de mutuo perdón. La monición (invitación del sacerdote a rezar) nos señala distintos aspectos del sentido de esta oración en este momento de la misa: que nos ha sido enseñada por el auténtico maestro de la oración, que alimenta la fraternidad y la unión de los que comulgaremos con Cristo, que renueva la alegría de los hijos ante el Padre.
Sigue el Saludo de la paz, en el que imploramos la paz y la unidad para la Iglesia y todos los hombres, y nos expresamos mutuamente la caridad con un gesto de amistad y acercamiento.
Jesús quiso manifestarse en el gesto de la Fracción del Pan. El Pan fraccionado es el cuerpo compartido de Jesús. También significa que nosotros, por la comunión de este Pan de Vida, nos hacemos un solo cuerpo. Este gesto es acompañado por el canto del Cordero de Dios. Con este canto invocamos a Cristo como Redentor, como Cordero que es entregado por todos nosotros, al Cristo Pascual que ha vencido y en la comunión se nos da como alimento.
El momento culminante de la Eucaristía se da cuando la comunidad participa del Cuerpo y Sangre del Señor. Todas las actitudes, palabras, canciones y gestos quieren ayudarnos a expresar, alimentar y educar nuestra actitud de participación consciente en este misterio. Vamos a comulgar en procesión,
manifestando así que somos un pueblo en marcha, que camina y avanza al encuentro con su Señor. El canto que acompaña esta procesión, alegre y festivo, expresa lo que cada uno vive en ese momento: la relación personal con Cristo y la relación fraterna de todos los que se unen en él. Cuando recibimos la comunión se da un breve diálogo con el ministro que nos dice "El Cuerpo de Cristo", a lo que respondemos "Amén". Este Amén es una profesión de fe y en este momento significa afirmar que reconocemos que estamos recibiendo al mismo Cristo. Luego, como una justa y debida acción de gracias, hay un momento de silencio, en el que también podemos cantar.
La celebración concluye con una bendición que el sacerdote, en nombre de Cristo, da a toda la comunidad. Bendecir es decir "bien". Dios, que es fuente radical de todo bien, cuando bendice es eficaz en su gracia y en la salvación que da. Luego se despide al pueblo con una frase que no es sólo de despedida, sino también de envío. En esta despedida se disuelve a la asamblea para que regrese cada uno a sus quehaceres alabando y bendiciendo a Dios. Respondemos dando gracias, lo que ha sido a lo largo de la Eucaristía, que significa precisamente "acción de gracias", la actitud fundamental.
Presentación de ofrendas - Plegaria Eucarística.
El segundo momento de la Misa comienza con la preparación de la Mesa del altar para el banquete eucarístico.
En la Última cena, Cristo instituyó el sacrificio y el banquete pascual y encomendó a sus discípulos que lo repitieran en conmemoración suya.
En la Plegaria Eucarística se da gracias a Dios por nuestra salvación y se hace la ofrenda del Cuerpo y Sangre de Cristo. Podemos distinguir dentro de ella algunos elementos:
- Acción de gracias, en la cual el sacerdote en nombre de todo el pueblo da gracias por la salvación. Todos nos unimos a la alabanza incesante de la Iglesia, cantando a Dios el Santo, que es el canto más importante de la Liturgia de la Eucaristía. Se trata de un canto de inspiración bíblica, tomado en su primera parte del libro del profeta Isaías y en la segunda, del Evangelio de Mateo. Con esta aclamación, cantamos nuestra alabanza al
Dios creador y salvador y exclamamos nuestro gozo por "el que viene", Cristo Jesús.
- Epiclesis: la Iglesia pide al padre que envíe su Espíritu Santo sobre el pan y el vino, para que se conviertan por su poder en el Cuerpo y Sangre de Cristo.
- Relato de la Institución de la Eucaristía y Consagración: la fuerza de las palabras y de la acción de Cristo y el poder del Espíritu Santo hacen sacramentalmente presentes su Cuerpo y su Sangre.
- Anamnesis: hacemos memoria del mismo Cristo, recordando principalmente su Pasión, Resurrección y Ascensión. Luego, se presenta la Padre la hostia
consagrada. La Iglesia procura que los fieles aprendamos a ofrecernos a nosotros mismos en este momento.
- Intercesiones: se expresa que la Eucaristía se celebra en comunión con toda la Iglesia, del cielo y de la tierra, y que la ofrenda se hace por ella misma y por todos sus miembros, vivos y difuntos.
- Doxología final: se expresa la glorificación de Dios ("Por Cristo, con Él y en Él...") y se confirma y termina con la aclamación del pueblo: Amén, que es el más importante de toda la Misa, porque con él manifestamos nuestra adhesión decidida a todo lo que el sacerdote ha afirmado durante la Plegaria.
LITURGIA DE LA EUCARISTÍA II
Padre Nuestro - Saludo de la paz - Fracción del Pan - Cordero de Dios - Comunión - Saludo y Bendición final - Despedida y Canto final
El Padre Nuestro es el primero de los pasos que nos prepara para la Comunión. En esta oración pedimos el pan de cada día, aludiendo también a la Eucaristía e imploramos la purificación de los pecados. Los que vamos a acercarnos a recibir al Señor, sólo nos atrevemos a hacerlo desde una postura de mutuo perdón. La monición (invitación del sacerdote a rezar) nos señala distintos aspectos del sentido de esta oración en este momento de la misa: que nos ha sido enseñada por el auténtico maestro de la oración, que alimenta la fraternidad y la unión de los que comulgaremos con Cristo, que renueva la alegría de los hijos ante el Padre.
Sigue el Saludo de la paz, en el que imploramos la paz y la unidad para la Iglesia y todos los hombres, y nos expresamos mutuamente la caridad con un gesto de amistad y acercamiento.
El momento culminante de la Eucaristía se da cuando la comunidad participa del Cuerpo y Sangre del Señor. Todas las actitudes, palabras, canciones y gestos quieren ayudarnos a expresar, alimentar y educar nuestra actitud de participación consciente en este misterio. Vamos a comulgar en procesión,
El canto final tiene el sentido de una salida gozosa, y acompaña la salida de los ministros.
MOMENTOS DE LA SANTA MISA I por Ana Vázquez Vismara y Gustavo Meschino
RITOS INICIALES![[Ir al principio de esta página]](https://lh3.googleusercontent.com/blogger_img_proxy/AEn0k_ul0xnuuW_T_bhNFES1SfxVytBt-bZrQNJflGfTYhvpi6BTCJEpSiKTxDkM5kQS24JTd2rKRfS1bZwWz_qWjFYDOMVZ19Uh5o64EmuUtTEyD6s=s0-d)
Entrada - Señal de la cruz - Saludo - Acto penitencial - Gloria - Oración colecta.
La entrada solemne del celebrante y sus ministros al templo supone, requiere y hace efectiva la asamblea ya reunida. Con ella y por ella, Cristo está presente. El reunirnos es una actitud profunda que debemos vivir en la Misa; somos el Pueblo de Dios convocado; es Jesús el que nos ha invitado a juntarnos. La Misa empieza en este momento y toda ella es un solo acto. Por eso, la gente que llega tarde rompe la unidad y quita a Dios algo que es de Él y de su Iglesia.
Mientras el sacerdote entra, comienza el canto de entrada. "La finalidad de este canto es abrir la celebración, fomentar la unión entre los presentes e introducir los espíritus en el misterio del tiempo litúrgico o de la fiesta, ya acompañar la procesión..." (Instrucciones generales del Misal Romano, Capítulo II, Nº 25)
Durante el canto, el celebrante saluda al altar. Puede hacerlo mediante un beso y, en ocasiones especiales, perfumándolo con incienso. Estos son signos de veneración a Cristo, a quien el altar simboliza. Luego el sacerdote saluda a la asamblea comenzando con la Señal de la cruz. Este saludo expresa en primer lugar la relación de comunión entre la asamblea y el sacerdote, y en segundo lugar, el Espíritu en que se sienten unidos y se reúnen.
Luego sucede el acto penitencial, que puede hacerse de diversas formas. Luego de un momento de silencio, se canta o recita el "Señor ten piedad" o el "Yo confieso". El sacerdote termina con una absolución para todos. Éste es un rito de purificación, de reconciliación con Dios y los hermanos para poder encontrarnos sin que nos separe el pecado.
El Gloria es un himno de alabanza. Un canto de la asamblea de antigua tradición, una oración modelo que proclama la salvación en Cristo Jesús, da gracias al Padre, y suplica a Dios Trinidad. Nos hace empezar cantando nuestra actitud interior de admiración, gratitud, confianza y súplica.
El Rito Inicial culmina con la oración de la asamblea u oración colecta. Esta oración se llama así porque recolecta las intenciones individuales en una sola oración que se convierte en la oración de la Iglesia. Por eso el sacerdote la dice en plural en nombre de toda la comunidad y se responde Amén.
LITURGIA DE LA PALABRA![[Ir al principio de esta página]](https://lh3.googleusercontent.com/blogger_img_proxy/AEn0k_ul0xnuuW_T_bhNFES1SfxVytBt-bZrQNJflGfTYhvpi6BTCJEpSiKTxDkM5kQS24JTd2rKRfS1bZwWz_qWjFYDOMVZ19Uh5o64EmuUtTEyD6s=s0-d)
Primera Lectura - Salmo Responsorial - Segunda Lectura - Aleluia - Evangelio - Homilía - Credo - Oración universal
En la Liturgia de la Palabra, Dios se hace presente y habla a su pueblo. Cristo, antes de hacerse alimento para el cuerpo, se hace palabra para el alma. Se presenta y se vive la proclamación de la Palabra como un acontecimiento actual. Se actualiza la fuerza de la revelación y salvación de Dios.
Los días de fiesta y los domingos se leen dos lecturas. La primera es del Antiguo Testamento y la segunda es del Nuevo Testamento. Los días de semana se lee una única lectura. El Salmo Responsorial y el Evangelio nunca se suprimen.
El Salmo Responsorial pone en práctica dos acciones: escuchar y responder. Por eso se llama "responsorial". El salmo es el canto más importante de la Liturgia de la Palabra. No es un simple canto de meditación, sino que forma parte
de la Biblia (Antiguo Testamento). Es inspirado por Dios.
El Evangelio se saluda con una aclamación que en hebreo significa "Gloria al Señor", y es el Aleluia. La Iglesia lo conservó como una aclamación de alegría. El Aleluia tiene por sí mismo el valor de rito o acto con el que la asamblea recibe y saluda al Señor que va a hablarles.
Evangelio significa "buena noticia". Su proclamación está a cargo del celebrante o de un diácono. Si bien todas las lecturas son Palabra de Dios, esta lectura es particularmente Palabra de Cristo. Él se hace presente para hablarnos. Inmediatamente sigue la Homilía. Tiene por finalidad explicar la Palabra de Dios proclamada en las lecturas y actualizar su mensaje para poder confrontar nuestra vida con ella.
Luego rezamos juntos confesando y proclamando nuestra fe en el Credo. Allí está resumido todo lo que creemos los cristianos católicos. Por eso también se lo llama símbolo o profesión de fe.
Entrada - Señal de la cruz - Saludo - Acto penitencial - Gloria - Oración colecta.
La entrada solemne del celebrante y sus ministros al templo supone, requiere y hace efectiva la asamblea ya reunida. Con ella y por ella, Cristo está presente. El reunirnos es una actitud profunda que debemos vivir en la Misa; somos el Pueblo de Dios convocado; es Jesús el que nos ha invitado a juntarnos. La Misa empieza en este momento y toda ella es un solo acto. Por eso, la gente que llega tarde rompe la unidad y quita a Dios algo que es de Él y de su Iglesia.
Mientras el sacerdote entra, comienza el canto de entrada. "La finalidad de este canto es abrir la celebración, fomentar la unión entre los presentes e introducir los espíritus en el misterio del tiempo litúrgico o de la fiesta, ya acompañar la procesión..." (Instrucciones generales del Misal Romano, Capítulo II, Nº 25)
El Gloria es un himno de alabanza. Un canto de la asamblea de antigua tradición, una oración modelo que proclama la salvación en Cristo Jesús, da gracias al Padre, y suplica a Dios Trinidad. Nos hace empezar cantando nuestra actitud interior de admiración, gratitud, confianza y súplica.
El Rito Inicial culmina con la oración de la asamblea u oración colecta. Esta oración se llama así porque recolecta las intenciones individuales en una sola oración que se convierte en la oración de la Iglesia. Por eso el sacerdote la dice en plural en nombre de toda la comunidad y se responde Amén.
LITURGIA DE LA PALABRA
Primera Lectura - Salmo Responsorial - Segunda Lectura - Aleluia - Evangelio - Homilía - Credo - Oración universal
En la Liturgia de la Palabra, Dios se hace presente y habla a su pueblo. Cristo, antes de hacerse alimento para el cuerpo, se hace palabra para el alma. Se presenta y se vive la proclamación de la Palabra como un acontecimiento actual. Se actualiza la fuerza de la revelación y salvación de Dios.
Los días de fiesta y los domingos se leen dos lecturas. La primera es del Antiguo Testamento y la segunda es del Nuevo Testamento. Los días de semana se lee una única lectura. El Salmo Responsorial y el Evangelio nunca se suprimen.
El Salmo Responsorial pone en práctica dos acciones: escuchar y responder. Por eso se llama "responsorial". El salmo es el canto más importante de la Liturgia de la Palabra. No es un simple canto de meditación, sino que forma parte
El Evangelio se saluda con una aclamación que en hebreo significa "Gloria al Señor", y es el Aleluia. La Iglesia lo conservó como una aclamación de alegría. El Aleluia tiene por sí mismo el valor de rito o acto con el que la asamblea recibe y saluda al Señor que va a hablarles.
Evangelio significa "buena noticia". Su proclamación está a cargo del celebrante o de un diácono. Si bien todas las lecturas son Palabra de Dios, esta lectura es particularmente Palabra de Cristo. Él se hace presente para hablarnos. Inmediatamente sigue la Homilía. Tiene por finalidad explicar la Palabra de Dios proclamada en las lecturas y actualizar su mensaje para poder confrontar nuestra vida con ella.
Luego rezamos juntos confesando y proclamando nuestra fe en el Credo. Allí está resumido todo lo que creemos los cristianos católicos. Por eso también se lo llama símbolo o profesión de fe.
"En la Oración Universal u Oración de los Fieles, el pueblo, ejerciendo su función sacerdotal, ruega por todos los hombres" (Instrucciones generales del Misal Romano, Capítulo II, Nº 45). En nuestras celebraciones hay muchos tipos de oraciones por nosotros, pero ésta es una oración de intercesión por los demás; de mediación. Ponemos delante de Dios nuestra historia con sus fallas y urgencias.
GRANDES EVENTOS
FECHAS IMPORTANTES DEL JUBILEO, pincha sobre el enlace y podrás ver las diferentes fechas de las aperturas de las puertas, jubileos...
¿Qué es el Adviento?

El Adviento es el comienzo del Año Litúrgico, empieza el domingo más próximo al 30 de noviembre y termina el 24 de diciembre. Son los cuatro domingos anteriores a la Navidad y forma una unidad con la Navidad y la Epifanía.
El término "Adviento" viene del latín adventus, que significa venida, llegada. El color usado en la liturgia de la Iglesia durante este tiempo es el morado. Con el Adviento comienza un nuevo año litúrgico en la Iglesia.
El sentido del Adviento es avivar en los creyentes la espera del Señor.
Se puede hablar de dos partes del Adviento:
Primera Parte
Desde el primer domingo al día 16 de diciembre, con marcado carácter escatológico, mirando a la venida del Señor al final de los tiempos;
Segunda Parte
Desde el 17 de diciembre al 24 de diciembre, es la llamada "Semana Santa" de la Navidad, y se orienta a preparar más explícitamente la venida de Jesucristo en las historia, la Navidad.
Las lecturas bíblicas de este tiempo de Adviento están tomadas sobre todo del profeta Isaías (primera lectura), también se recogen los pasajes más proféticos del Antiguo Testamento señalando la llegada del Mesías. Isaías, Juan Bautista y María de Nazaret son los modelos de creyentes que la Iglesias ofrece a los fieles para preparar la venida del Señor Jesús.
sábado, 28 de noviembre de 2015
Lecturas 28-29 de noviembre de 2015 I Domingo de ADVIENTO
Primero Domingo de Adviento
Libro de Jeremías 33,14-16.
Llegarán los días -oráculo del Señor- en que yo cumpliré la promesa que pronuncié acerca de la casa de Israel y la casa de Judá:
En aquellos días y en aquel tiempo, haré brotar para David un germen justo, y él practicará la justicia y el derecho en el país.
En aquellos días, estará a salvo Judá y Jerusalén habitará segura. Y la llamarán así: "El Señor es nuestra justicia".
Salmo 25(24),1b-6.21.
A ti, Señor, elevo mi alma,
a ti que eres mi Dios. En ti he confiado, que no quede avergonzado ni se rían de mí mis enemigos.
Ninguno de los que esperan en ti
tendrá que avergonzarse:
se avergonzarán los que traicionan en vano.
Haz, Señor, que conozca tus caminos, muéstrame tus senderos.
Guíame por el camino de tu fidelidad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y mi salvador,
Vauy yo espero en ti todo el día.
Acuérdate, Señor, de tu compasión y de tu amor,
porque son eternos.
Integridad y rectitud me guardarán; en ti, Señor, he puesto mi confianza.
Primera Carta de San Pablo a los Tesalonicenses 3,12-13.4,1-2.
Que el Señor los haga crecer cada vez más en el amor mutuo y hacia todos los demás, semejante al que nosotros tenemos por ustedes.
Que él fortalezca sus corazones en la santidad y los haga irreprochables delante de Dios, nuestro Padre, el Día de la Venida del Señor Jesús con todos sus santos.
Por lo demás, hermanos, les rogamos y los exhortamos en el Señor Jesús, que vivan conforme a lo que han aprendido de nosotros sobre la manera de comportarse para agradar a Dios. De hecho, ustedes ya viven así: hagan mayores progresos todavía.
Ya conocen las instrucciones que les he dado en nombre del Señor Jesús.
Evangelio según San Lucas 21,25-28.34-36.
Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, los pueblos serán presa de la angustia ante el rugido del mar y la violencia de las olas.
Los hombres desfallecerán de miedo por lo que sobrevendrá al mundo, porque los astros se conmoverán.
Entonces se verá al Hijo del hombre venir sobre una nube, lleno de poder y de gloria.
Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación".
Tengan cuidado de no dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, para que ese día no caiga de improviso sobre ustedes
como una trampa, porque sobrevendrá a todos los hombres en toda la tierra.
Estén prevenidos y oren incesantemente, para quedar a salvo de todo lo que ha de ocurrir. Así podrán comparecer seguros ante el Hijo del hombre".
Celebraciones Parroquiales
En cada una de nuestras Parroquias la primera semana de mes, el día que corresponde a cada celebración parroquial, EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO a las 17:00 horas.
SAN ISIDRO LABRADOR (La Laguna de Aridane)
Festividad: 15 de mayo
Santa Misa: LUNES 18:00 horas y SÁBADOS 18:30 horas.
SAN PÍO X (Todoque)
Festividad: 21 de agosto
Santa Misa: MARTES 18:00 horas y DOMINGOS 10:00 horas. En PUERTO
DE NAOS, SÁBADOS a las 20:30 horas.
SAN NICOLÁS DE BARI (Las Manchas)
Festividad: 6 de diciembre.
Santa Misa: JUEVES 18:00 horas y SÁBADOS 17:00 horas.
Cada 15 días en nuestras Parroquias tenemos Catequesis de Adultos, tras la Celebración de la Santa Misa.
SAN ISIDRO LABRADOR (La Laguna de Aridane)
Festividad: 15 de mayo
Santa Misa: LUNES 18:00 horas y SÁBADOS 18:30 horas.
SAN PÍO X (Todoque)
Festividad: 21 de agosto
Santa Misa: MARTES 18:00 horas y DOMINGOS 10:00 horas. En PUERTO
DE NAOS, SÁBADOS a las 20:30 horas.
SAN NICOLÁS DE BARI (Las Manchas)
Festividad: 6 de diciembre.
Santa Misa: JUEVES 18:00 horas y SÁBADOS 17:00 horas.
Cada 15 días en nuestras Parroquias tenemos Catequesis de Adultos, tras la Celebración de la Santa Misa.
¿A USTED LE CUESTA CONFESARSE? por Mario Anzorena, S.J.
DIOS TE LLAMA A UNA VIDA PLENAMENTE FELIZ
¿Te has preguntado alguna vez porqué tu vida frecuentemente es superficial, vacía, insignificante? ¿Has pensado que de algún modo andas como esclavizado y experimentas adentro de ti un ansia viva de amar y ser amado tal como eres? ¿Te has percatado ya de que tú no eres el quicio del universo y de que eres frágil, débil? ¿Sabes que todos tenemos que morirnos y que ninguno escoge el día o la hora? ¿Sabes ya que no estás en el mundo por casualidad ? Si quieres experimentar un Amor que salva, sin juzgarte ni condenarte, un Amor que ama porque nos conoce sin tapujos ni máscaras porque sabe como somos realmente, escucha y acepta que: 1º.- Dios te ama y tiene un plan para tu vida. Su amor incluye a todo ser humano. "Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él" (Juan 3,16 s.) 2º.- Acepta que El pecado te separa de Dios. El pecado es la rebelión del hombre contra Dios, que resulta de la desobediencia a la voluntad de Dios. Todos hemos pecado "Todos pecaron y están privados de la gloria de Dios" (Romanos 3,23). De ordinario el hombre trata de encontrar significado a los distintos sucesos y acontecimientos de su vida y busca la felicidad en las cosas, en el dinero, en el trabajo, en la filosofía, etc. Hasta que se percata de que sus propios esfuerzos no pueden salvar. Ignora que Dios se manifiesta en la historia porque Dios hace que la historia se convierta en salvación por su gracia: "Y son justificados por el don de su gracia, en virtud de la redención realizada en Cristo Jesús" (Rom. 3, 24). "Porque habéis sido salvados por la gracia mediante la fe; y esto no viene de vosotros,sino que es don de Dios; tampoco viene de las obras, para que nadie se gloríe" (Efesios 2,8-9) 3º.- Acepta que Cristo Jesús murió por nuestros pecados. Él murió en nuestro lugar. "En efecto, cuando todavía estábamos sin fuerzas, en el tiempo señalado, Cristo murió por los impíos; - en verdad, apenas habrá quién muera por un justo; por un hombre de bien tal vez se atrevería uno a morir-; mas la prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros" (Romanos 5,6-8) 4º.- Acepta que eres un pecador y pídele perdón a Dios. El arrepentimiento incluye: 1.reconocimiento de nuestros pecados,5º.- Recibe a Cristo como tu Salvador. Cristo está Vivo. ha resucitado de entre los muertos y te llama: "He aquí yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye hoy mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo." (Apocalipsis 3,20) Recíbelo ahora mismo. "Mas a todos lo que lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios." (Juan 1,12). Y por tu parte, 1.Arrepiéntete de tus pecados.Esto te ayudará a vivir una vida que vale la pena .Asegúrate que tienes el perdón de Cristo. Busca un sacerdote y otros cristianos que se interesen en ti. Lee tu Biblia y reza todos los días. Comparte tu fe con otros. Establece una relación vital con la Iglesia Católica, que es el Cuerpo de Cristo. |
Es la hora del Ángelus...
V. El Ángel del Señor anunció a María,R. Y concibió por obra del Espíritu Santo.
Avemaría.
V. He aquí la esclava del Señor.R. Hágase en mi según tu palabra.
Avemaría.
V. Y el Verbo se hizo carne.R. Y habitó entre nosotros.
Avemaría.
V. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Oración
Te suplicamos, Señor, que derrames tu gracia en nuestras almas para que los que, por el anuncio del Ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo Jesucristo, por su Pasión y Cruz seamos llevados a la gloria de su Resurrección. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor.
R. Amén.
Te suplicamos, Señor, que derrames tu gracia en nuestras almas para que los que, por el anuncio del Ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo Jesucristo, por su Pasión y Cruz seamos llevados a la gloria de su Resurrección. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor.
R. Amén.
Es la hora del Angelus...
V. El Ángel del Señor anunció a María,R. Y concibió por obra del Espíritu Santo.
Avemaría.
V. He aquí la esclava del Señor.R. Hágase en mi según tu palabra.
Avemaría.
V. Y el Verbo se hizo carne.R. Y habitó entre nosotros.
Avemaría.
V. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Avemaría.
V. He aquí la esclava del Señor.R. Hágase en mi según tu palabra.
Avemaría.
V. Y el Verbo se hizo carne.R. Y habitó entre nosotros.
Avemaría.
V. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Oración
Te suplicamos, Señor, que derrames tu gracia en nuestras almas para que los que, por el anuncio del Ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo Jesucristo, por su Pasión y Cruz seamos llevados a la gloria de su Resurrección. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor.
R. Amén.
Te suplicamos, Señor, que derrames tu gracia en nuestras almas para que los que, por el anuncio del Ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo Jesucristo, por su Pasión y Cruz seamos llevados a la gloria de su Resurrección. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor.
R. Amén.
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